Foto de Tres deseos y medio para Kireei
El post de hoy es la newsletter que envié la semana pasada y gira alrededor del concepto de difícil, un concepto que no tiene muy buena fama en el terreno de los emprendimientos, como si emprender fuese lo más fácil del mundo. Y no lo es. En absoluto. Y creer que es fácil nos puede llevar a no tener en cuenta la descomunal tarea que significa emprender y dejar de hacer un montón de cosas que hace falta hacer para brillar.
Pero, como el mundo está hecho de dualidades, también hablaré de lo fácil, que también lo hay, aunque puede que no sea lo que pensáis. El mensaje externo que nos llega es que es fácil emprender si lo deseas con mucha pasión, y es fácil abrir una web y ponerte a vender. Sin embargo, a mi el tiempo me ha demostrado, que es fácil emprender, si haces lo difícil.
En El Cuaderno del Emprendedor lo repito una y otra vez: para emprender un proyecto sólido a largo plazo tienes que sembrar semilla a semilla y regar gota a gota, hasta que con el paso de los años, obtienes cosecha, si has hecho bien todos los deberes. Bueno, bien, no, excelente.
Esta es la parte difícil, la parte de hormiguita que trabaja de sol a sol, con muchísima paciencia, con muchos escollos en el camino. Quien no hace la parte difícil de su emprendimiento no consigue brillar a largo plazo.
Ahora mismo por ejemplo, escribo esta newsletter casi a las 12 de la noche, para programarla para que llegue a vuestros buzones por la mañana. Mientras me caigo de sueño, en una semana que está siendo muy complicada. Podría no escribirla, no pasaría nada, pero ya no podría escribirla hasta la semana que viene, y ya serían dos semanas sin newsletter. La constancia y la consistencia son primordiales, y aunque no sería una tragedia estar dos semanas sin escribir newsletter, sé que tengo que andar hoy esa pequeña milla extra.
Esto es un pequeño ejemplo, pero podría comentaros miles, y seguro que lo vivís en propia piel. Hay millones de millas extras que hay que andar en esto del emprendimiento, cada proyecto y cada persona tiene las suyas, y hay algunas que son comunes a todos los proyectos. Y trabajar por la noche no es precisamente una de las más difíciles.
Toda esta introducción para sugeriros que os hagáis esta pregunta que considero vital:
¿CUÁL ES LA PARTE DIFÍCIL DE TU EMPRENDIMIENTO DE LA QUE ESTÁS HUYENDO UNA Y OTRA VEZ?
Puede que tengas una respuesta fácil y clara a la primera, porque sabes perfectamente qué es lo que deberías estar haciendo y no haces, pero también puede que no seas consciente. Me encuentro en mi acompañamiento con mucha gente que todavía no es consciente de cuál es su parte difícil. Y es súper necesario saberlo. Tan necesario, que si no lo sabes, vas a tener difícil construir un proyecto sólido a largo plazo.
Dos buenas noticias:
1. Cuando haces durante mucho tiempo lo difícil, una y otra vez, sin decaer, al cabo de los años, llega lo fácil, llega la siembra, se abren las puertas, consigues frutos.
2. Si encuentras en tu proyecto una fórmula que sea totalmente afín a tus capacidades, habilidades y actitudes, lo difícil será fácil para ti, y conseguirás brillar porque el trabajo no supondrá una carga insuperable, será un paseo en barca, tu elemento natural, aquello que podrías estar haciendo sin cansarte.
Por tanto y recapitulando:
1. Emprender es difícil y lento, hay que sembrar muchísimo para cosechar frutos.
2. Si siembras con constancia y consistencia llegará lo fácil con el tiempo. (aunque aparecerán también nuevas dificultades)
3. Dar con una fórmula muy afín a tu esencia es la mejor manera de superar todas las dificultades, porque si encajas tan bien, todo se convierte en mucho más fácil.
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